Yo estaba en el vestuario de la piscina, cambiándome. Dos abuelos charlaban y puse la oreja. Hablaban de cómo les trataba el deporte después de tantos años, de achaques y articulaciones sonoras. De espaldas gastadas.
—¿Qué tal te fue? ¿Ganaste?
—¡Uy! Yo ya no me fijo en perder o en ganar, me basta con sentirme bien al final del partido.
Ambos rieron.
Qué pena que haya que envejecer para entenderlo, pensé.
Las prioridades van cambiando. Interesante diálogo para reflexionar. Buen finde, Johan.
La voz de la experiencia, jajaja. Igualmente, que sea un buen fin de semana. ¡Gracias!
Qué pena que haya que envejecer para ENTENDER!! En mi tierra hay un dicho “cando un morre, tiña que volver a nacer”. Un saludo
Tierra de sabios. También podríamos nacer a lo Benjamin Button. A lo mejor tendría más sentido…
Recuerda que su final fue si cabe más triste.
Ya. Lo he pensado mientras lo escribía. Qué putada morir feliz e inocente.
Es cierto, qué pena que tengan que pasar años para entender la simpleza de la vida. Gracias Johan, excelente lección de vida .
La verdad es que me la dieron a mí este para de abuelos. Hay que escuchar más a los mayores. 🙂