Vi caer mis pétalos uno a uno.
Creo que los dejé caer,
puede que arrancara alguno.
Me sumí en un invierno largo,
y me hice al frío, al anochecer
de ese sinsabor amargo.
Desnudo en un tronco oscuro,
en un desierto angosto,
respirando aire para uno.
Hubo quien quiso compartir su agua,
y yo miraba el fuego del magosto,
forjando mi pluma en una fragua.
Pasaron las estaciones y me sentí un tallo,
lo escondí cuidadoso
de ojos largos y picos de gallo.
Lo abracé con rabia.
Impelí orgulloso.
Le di mi savia.
Me dije: «Ahora o nunca»,
busqué un apoyo,
quizá una yunta,
desesperado por una zubia.
Casi creí levantarme solo.
Y sólo entonces llego la lluvia.
Ainsss otro maravilloso poeta! Estais por todas partes!!
Más poetas hacen falta. Yo sólo junto letras de vez en cuando.
Poeta de poetas!
Eso es mucho decir, pero te lo agradezco enormemente.
No lo creo…no tengas en poco mis palabras, no diría algo de lo que no estoy segura.
No es lo que pretendía. Yo simplemente escribo y junto versos de vez en cuando. Ser mejor o peor no es algo que yo pueda saber. Gracias de corazón.