Llegó el día de la gran pelea. En la esquina derecha, con un peso de casi seis mil trillones de toneladas y vestido de azul, alzaba los puños el campeón absoluto, el incomparable planeta Tierra. La grada enloquecía y lanzaba vítores triunfales. En la esquina izquierda, el aspirante, vestido de negro y con un peso de 75 kilos, el disidente, el apodado Johan Cladheart, apenas sostenía la mirada. Un pequeño grupo de simpatizantes apoyaban su causa, enmudecida por el estruendo general.
No hay mucho que contar del desenlace del combate. El aspirante quedó K.O. en el primer asalto. Tan sólo pudo asestar un par de golpes que no hicieron más que cosquillas. Todos —él también— sabían lo que iba a pasar, pero subió a pelear de todos modos. Al menos pudo contarlo.
Después, en la rueda de prensa, confirmó que no volvería a pelear por el título. Que colgaba los guantes. Ya no quedaban casi periodistas cuando contó una fábula que hablaba de un río. Decía que para cambiar su curso no se podía empujar hacia arriba. Que había que salir del caudal hasta que perdiera fuerza, y sólo entonces, y sólo quizá, podríamos jugar a ser salmones contra la corriente.
Cuentan que se recluyó en el vestuario, mientras le curaban las heridas, hasta que el clamor popular se desvaneció y se decidió a salir por la puerta de atrás. Su figura se desvaneció hasta perderse en un camino de tierra con destino incierto. En la calle principal, la mayoría celebraba la victoria de Tierra y una minoría protestaba porque había sido un combate injusto. Pero esa calle ya tenía un transeúnte menos.
muy bueno, la de peleas que la tierra y yo también nos hemos dado jajajaja
Supongo que todos hemos subido al cuadrilátero alguna vez… 🙂
y las veces que nos faltaran aún….
Hay días que me parece que el mundo está contra mí, y otros que yo estoy contra el mundo, mejor dejarlo en tablas.
Saludos.
Mejor será. Si no, tendremos derrota asegurada.
Bueno, siempre hay lugar para una revancha. Aunque sospecho que su arma secreta es echarnos tierra en los ojos 🙂
Es una de ellas, desde luego… No vuelvo a intentarlo, jaja.
Entonces has sido detorrado, no solo en el ring, sino fuera de él.